Pacheco pronostica oro para Cuba

Como en tantos juegos de sus tiempos en el equipo nacional, Antonio Pacheco trata de mantener la compostura a pesar de que presiente la tormenta bajo sus pies, y es que el mánager cubano sabe que el camino hacia el oro será un avance en campo minado. El mánager antillano le resta importancia a los reveses anteriores.

Pacheco le restó importancia a la última derrota de Cuba 15-3 en un choque de preparación frente a Corea del Sur y se mostró confiado en que sus pupilos podrán proclamarse campeones de una olimpiada donde el béisbol dirá adiós hasta quién sabe cuándo. «Cuba saldrá victoriosa en el béisbol», afirmó el que fuera un estelar segunda base de las escuadras antillanas. «Venimos a defender título y haremos todo por retenerlo. Hemos hecho una buena preparación y por eso somos optimistas».

Lo cierto es que Cuba, titular de Barcelona 1992, Atlanta 1996 y Atenas 2004, llega a la capital china con un signo de interrogación luego sufrir cuatro derrotas consecutivas ante la escuadra nacional de Estados Unidos.

Los antillanos sucumbieron en el preolímpico del 2006, en el mundial del año pasado y cayeron dos veces ante los norteamericanos en el recientemente finalizado torneo celebrado en Haarlem, Holanda.

Estos dos últimos fracasos se produjeron contra un conjunto repleto de universitarios y que ahora contiene en sus filas a una mayoría de peloteros provenientes de las Ligas Menores.

De modo que el fracaso ante los representantes sudcoreanos despertó la alarma en todos los círculos de la sociedad cubana y significó la salida del plantel de Yunieski Maya y Yulieski González, quienes fueron sustituidos por los lanzadores Miguel Lahera y Elier Sánchez. «[La derrota] Fue un día de esos en el que las cosas salen mal, el pitcheo no se comportó como esperábamos y los relevos fallaron», dice Pacheco como quien quita peso a una realidad. «Fue, sin duda, un día de esos…».

Al igual que la mayoría de los deportes, el béisbol no ha estado exento del problema de las deserciones y en una reciente reflexión, Fidel Castro nombró, entre una relación, a Alexei Ramírez, José Ariel Contreras, ambos con puestos en la gran carpa, y a los juveniles Noel Argelles y José Antonio Iglesias, los cuales abandonaron el equipo en el mundial de la categoría en Toronto, Canadá.

Un jugador que bien pudo haber estado aquí, el infielder Dayán Viciedo, se encuentra camino a la agencia libre tras escapar de la isla; mientras que el estelar serpentinero Aroldis Chapman fue sorpresivamente excluido de la preselección hace poco más de un mes al calor de versiones sobre un intento de fuga a Estados Unidos. «Todo eso es cierto, pero Cuba no deja de ser una potencia en el béisbol olímpico», apuntó el gerente general del club norteamericano y vicepresidente de las Grandes Ligas, Bob Watson. «Más allá del oro, todos los equipos luchan por el derecho a ser considerado el último campeón en unos juegos de verano. Ciertamente Cuba siempre juega con una intensidad difícil de igualar».

Como solía hacerlo el llamado Capitán de Capitanes, un hombre que lideraba más por su esfuerzo en el terreno que por el tono de su voz, y a quien se le dio la tarea de reemplazar a Rey Viente Anglada.

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